La exploración de pozos petrolíferos, ya sea en mar o tierra, implica una serie de operaciones y maniobras complejas. Un factor crítico en este proceso es la lubricación adecuada de los componentes, ya que una falla en este aspecto puede tener consecuencias significativas.
Para acceder al petróleo subterráneo, se perforan capas de roca de distintas densidades y grosores. Esto se hace con taladros rotativos, fabricados de materiales que resisten grandes esfuerzos, como el acero o el diamante. La selección del taladro y su material depende directamente de la geología del yacimiento.
El propósito de cualquier operación de perforación es crear un pozo que permita la extracción del preciado hidrocarburo mediante tuberías. Las prioridades en este proceso incluyen:
- Seguridad para el equipo y el personal.
- Protección ambiental.
- Eficiencia en costos y utilidad.
- Continuidad operativa.